Pabellón Elizondo
Monterrey, México
1999

Si bien el programa del “Pabellón”, como hemos decidido llamarlo, tiene que complementar ciertas necesidades de la casa original, como son la alberca y un salón de fiestas, no se puede considerar una ampliación de la “Casa Elizondo”, pues aún y cuando se encuentran en el mismo predio, cada una cuenta con su propio acceso y solo se vinculan por…

Locación
Monterrey, México
Categoría
Residencial
Año
1999
Info +

Si bien el programa del “Pabellón”, como hemos decidido llamarlo, tiene que complementar ciertas necesidades de la casa original, como son la alberca y un salón de fiestas, no se puede considerar una ampliación de la “Casa Elizondo”, pues aún y cuando se encuentran en el mismo predio, cada una cuenta con su propio acceso y solo se vinculan por medio del jardín.

El proyecto tiene relativamente pocos elementos en su programa, por lo cual no puede considerarse una obra compleja. Sin embargo, cuenta con una ubicación muy comprometedora, que por su topografía exigía una intervención muy delicada y cuidadosa.

La solución por la cual se optó fue con una aproximación más paisajística que arquitectónica, procurando desmaterializar el edificio, enterrándolo en parte y buscando que su cubierta se convirtiera en una extensión del jardín principal, generando así una terraza panorámica que permitiera disfrutar las espectaculares vistas de la Sierra Madre Oriental.

Por otra parte, se procuró entablar un dialogo entre el lenguaje formal de ambos proyectos, que si bien en planta están resueltos con geometrías diametralmente opuestas, en alzado presentan elementos en común como son las grandes vigas que acentúan la horizontalidad de ambos. Así mismo, el tratamiento de materiales se repitió en un cien por ciento, utilizando una gama muy reducida que incluye aplanados blancos, mármol travertino, madera de encino, piedra bola, y madera tratada en azoteas y jardines.

Con estos principios en mente se buscó realizar una obra que aún y cuando denota una evolución profesional en el autor, no niega su origen ni se olvida de crear una sensación de conjunto.

Extensión
280 M2
Arquitecto
Gilberto L. Rodríguez
Colaboradores
Cecilia Martínez
Sergio Quezada
Ericka Lavalle
Jorge Guerra Salvadores
Fotografía
Carlos Tardan
Jorge Taboada
Premios
- (2000) Mención de Honor, VI Bienal Nacional de Arquitectura Mexicana

Pabellón Elizondo

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Pabellón Elizondo

Monterrey, México
1999
Extensión

280 M2

Arquitecto

Gilberto L. Rodríguez

Colaboradores

Cecilia Martínez
Sergio Quezada
Ericka Lavalle
Jorge Guerra Salvadores

Fotografía

Carlos Tardan
Jorge Taboada

Premios

- (2000) Mención de Honor, VI Bienal Nacional de Arquitectura Mexicana

Si bien el programa del “Pabellón”, como hemos decidido llamarlo, tiene que complementar ciertas necesidades de la casa original, como son la alberca y un salón de fiestas, no se puede considerar una ampliación de la “Casa Elizondo”, pues aún y cuando se encuentran en el mismo predio, cada una cuenta con su propio acceso y solo se vinculan por medio del jardín.

El proyecto tiene relativamente pocos elementos en su programa, por lo cual no puede considerarse una obra compleja. Sin embargo, cuenta con una ubicación muy comprometedora, que por su topografía exigía una intervención muy delicada y cuidadosa.

La solución por la cual se optó fue con una aproximación más paisajística que arquitectónica, procurando desmaterializar el edificio, enterrándolo en parte y buscando que su cubierta se convirtiera en una extensión del jardín principal, generando así una terraza panorámica que permitiera disfrutar las espectaculares vistas de la Sierra Madre Oriental.

Por otra parte, se procuró entablar un dialogo entre el lenguaje formal de ambos proyectos, que si bien en planta están resueltos con geometrías diametralmente opuestas, en alzado presentan elementos en común como son las grandes vigas que acentúan la horizontalidad de ambos. Así mismo, el tratamiento de materiales se repitió en un cien por ciento, utilizando una gama muy reducida que incluye aplanados blancos, mármol travertino, madera de encino, piedra bola, y madera tratada en azoteas y jardines.

Con estos principios en mente se buscó realizar una obra que aún y cuando denota una evolución profesional en el autor, no niega su origen ni se olvida de crear una sensación de conjunto.

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